Jul 13, 2008

Un alivio

Todos los días a media mañana suelo salir a la terraza y antes de leer un rato miro el parque que tengo delante. Mi ciudad está al borde del mar, con un clima estupendo todo el año, apenas llueve, no hay prácticamente contaminación, pero creo que la procesión va por dentro porque no hay día que no vea el panorama gris, mejor dicho difuso, sin brillo,apagado...

Así, un día y otro pero hoy ha ocurrido algo extraño.

Anoche estuvieron un rato Ana y Celina, una amiga suya. Después de tomar algo y coger Ana una cosa, se fueron.

He ido a comprar algo y al volver he salido como siempre a la terraza. Pero hoy veo el parque de otra manera, las zonas verdes, el color de la piscina, las palmeras. También el cielo ha ganado color, el sol luce más, se refleja en todas partes y mi ciudad, mi barrio, mi ánimo ha cambiado. Me alegra sentir esa sensación de optimismo, de alegría y cuando me doy cuenta de todo ello, trazo unas líneas en un papel y me pongo a leer un poco.

Noto que también el libro se deja leer mejor, el texto, las notas a pie de página, participan en esa sensación interior y de nuevo me alegro.Leo y no me entero porque estoy un poco asombrado de algo que no acabo de reconocer.. Hasta que por fin, a media mañana,cuando recogo lo de la noche anterior, comprendo.

No ha habido un cambio en el aire, ni en el ánimo, ni en el alma. Es todo más sencillo.

La toallita húmeda, ya seca, usada, arrugada, estaba en la cocina y mis gafas más limpias claro.

Oct 1, 2007

Hace unos días

Han pasado bastantes días y por fín dedico un rato a escribir algo.

Estaba esperando el autobús y para un coche. La chica que conduce baja la ventanilla del acompañante y me pregunta cómo ir a una Conselleria. Se me ocurre que puedo aprovechar el viaje y le digo si le importa llevarme hacia el centro y le digo por el camino cómo llegar donde dice. Se queda sin saber qué hacer pero echa mano de la cosas que tiene en el asiento libre y subo al coche.

Le digo que es un nuevo servicio del ayuntamiento, eso de acompañar a personas de fuera que no conocen la ciudad. Se ríe, le pregunto que a qué Conselleria va, y estamos un rato hablando de dónde viene, qué hacer, etc. Por un momento, me hace gracia verme simpático, dicharachero, jovial,... vaya, vaya, a ver si.......

Va a Aguilera 1, así que le digo que puede aparcar o bien en el mismo Corte Inglés o en la entrada de antes subiendo por Oscar Esplá, que es el aparcamiento de Maisonave..

Momento después me dice : - ¿Dónde le dejo ?

Cuando bajo del coche a la entrada del parking decido contar este pequeño cuento.

Es el marido de la señora de la tienda, alto, callado, silba......silba muy bien.

Cerca de casa hay una tienda pequeña que siempre está abierta, domingos incluído, y a veces compro algo que me falta. Normalmente está una señora, pero entra y sale a ciertas horas su marido.

Un día al salir de otra tienda próxima me llamó la atención que alguien silbaba muy bien, son sonido fuerte y sin ninguna melodía conocida; eran más bien sonidos improvisados, trinos, gorjeos, gorgoritos,...

Más tarde, otro día, tuve la oportunidad de decirle algo, aunque nunca había hablado antes con él, y le hizo gracia. Así han pasado varios meses y hace unos pocos días, veo por la calle que viene de frente, rápido porque empezaba a llover.. Cuando estaba a dos metros escasos,me reconoció y mientras pasaba deprisa a mi lado empezó a silbar como siempre, fuerte, claro, agradable de oír. Me entró la risa y dije para mí.....

Bueno, no pongo aquí lo que pensé porque creo que da para un cuento corto, muy corto que podréis leer a continuación.

Un cuento más corto que el de Monterroso

Me meo



(cuento corto escrito por un servidor tratando de entrar en el libro de records, en el Guinness. Alicante, octubre 2007)

Aug 10, 2006

Las crisis

Llevo mucho sin escribir ningún pequeño texto porque desde Enero le dedico bastante tiempo al inglés. Un poco saturado del idioma universal, en Julio y Agosto he parado un poco, he leído algo más, pero no había escrito una línea desde hace meses (casi).

Se ha roto el hielo porque hace un rato ha surgido un tema, ha surgido un imprevisto. Me dispongo a irme a Santapola, a Arenales, son las once de la mañana y veo mi cama con tan sólo una camiseta encima y se me ocurre “hacerla”. Irme con la cama hecha.

La arreglo un poco, me río y me pregunto, cómo se me ha ocurrido tal cosa a mí....

(por si alguien ajeno al círculo más cercano lee esto, decir, que nunca hago la cama)

La respuesta a una pregunta interior que me surge, es que debo estar en crisis, debo estar raro.

Cuando he decidido coger la pluma y un folio, iba pensando en las crisis personales típicas: la crisis de los 30, de los 40, otras anteriores, otras posteriores a esas…. De la crisis de los treinta, tal vez las dos hormigas atómicas estén más informadas que uno. De la crisis de los cuarenta en versión masculina sí que podría contar algo, y de la que toca ahora, la crisis de los 60, no sé muy bien qué decir.

Bueno realmente, de casi nada, sé qué decir.

Oct 30, 2005

Palabras ocultas


Estoy leyendo La Misteriosa llama de la reina Loana y antes de que el protagonista se encuentre con una persona amiga, recuerdo haber soñado una vez ésta pequeña historia.

Estoy en un hospital y parece que he tenido una importante pérdida de memoria. No sé muy bien por qué. Recuerdo muchas cosas, pero no reconozco a las personas con las que vivo: familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc. Me voy recuperando y voy conociendo día a día a las personas más cercanas y mañana está previsto que vengan mis dos hijas.

Paso la tarde leyendo periódicos y revistas y poco antes de la hora de la cena oigo que alguien se acerca a la salita de estar donde paso la tarde junto a tres o cuatro personas más, Varias personas doblan la esquina del pasillo y entran en la estancia; puede que vengan a ver a cualquiera de los pacientes de las habitaciones próximas. Sin que medie ninguna palabra, sin ningún gesto especial cuatro personas se aproximan a nosotros. Noto una sacudida interior, noto frío, me estremezco y sé que una de mis hijas está a pocos pasos. La emoción, el sentimiento, la alegría encoge mi cuerpo y mis ojos buscan otros ojos. Dos sonrisas sustituyen durante unos instantes las palabras ocultas.

¿No tenías el viaje para mañana?

Oct 23, 2005

Cuentos en la espera

Hoy he ido a una oficina de la seguridad social para hacer una gestión, he cogido número y en la sala de espera he buscado asiento.Unas butacas unidas entre sí formando una fila. En un hueco me siento.

Estoy ahora mismo escribiendo porque he podido observar que aquí, igual que en un semáforo de Barcelona, también se oyen historias y quiero escribir algo para acordarme más tarde.He comenzado a prestar atención a un señor que de pie hablaba algo fuerte con dos señoras que estaban sentadas, cuando he sido consciente de que la mano me temblaba y la letra era aún más irregular de lo normal; me costaba escribir estas líneas al dorso de un papelito de esos que devuelven los cajeros automáticos. ¿El temblor?Venía de mi vecino de la izquierda, un chico corpulento, fuerte olor a tabaco y tic nervioso en alguna de sus piernas, de tal forma que toda la fila temblequeaba.

Al principio me molestaba y no podía escribir; luego he optado por semi cerrar los ojos, relajarme y he notado cierta sensación agradable en ese baile de San Vito de desconocido usuario de la seguridad social.Cada vez me iba encontrando mejor, iba cerrando los ojos progresivamente, iba sonriendo de menos a más, y casi me duermo durante unos instantes.

Me ha despertado el "mokk" del nuevo número en el panel y he mirado a mi alrededor, algo desorientado.Tal vez buscaba a la Mire que temblequear en el cine es su especialidad. La Mire.

Oct 1, 2005

La higuera

Realmente este texto es el colmo de la sencillez. Con muy pocas palabras está dicho lo que quiere decir.

Hace años, cuando los mayores, los pequeños, vamos en coche por la carretera que accede a Alicante por la costa, el olor de una higuera salvaje que crece al borde del asfalto, nos llama y solemos bajar la ventanilla.

Sin embargo tal vez sea algo más. Se ha convertido en un pequeño disfrute compartido y varias personas hemos coincidido en darle cierto valor a ese olor dulzón, cálido y sugestivo que llega sobre todo en los meses de julio, agosto, septiembre.Es un buen olor asociado al calor, al mar, a las vacaciones, a los años que van quedando atrás, a los buenos recuerdos, también al presente.

Antes si conducía una sola persona no podía bajar la ventanilla del acompañante y ahora con los elevalunas eléctricos, sí es posible y así llega el olor con más intensidad.

La tecnología y la sensación agradable han quedado unidas por la sonrisa de uno o varios cómplices.







(la foto es de "la higuera", éste blog no admite olores... por ahora)

Sep 30, 2005

Mensaje en el espejo

Hace unos meses en clase de lenguaje, traté de motivar a un grupo de chicos y chicas de unos 11 años para que hicieran textos sencillos. Era un día más de clase y proponía un ejercicio más. Para motivarles les conté, lo iba inventando sobre la marcha, que esa misma mañana, al ducharme, concretamente al salir de la ducha vi que el espejo estaba empañado de haber usado el agua caliente y en él estaba escrito un mensaje de dos palabras.

Les conté que nadie podía haber entrado en el baño pues ese día estaba solo en casa y esperé a que alguien dijera lo que suponía dirían: qué estaba escrito, qué palabras podían leerse.

Le eché un poco de teatro y les dije que lo sentía, pero que no podía decirles qué se podía leer. Protestaron un rato, dijeron muchas cosas y supuse que mi historia habría servido para animarlos a escribir algo a continuación.

De eso ha pasado medio año y hoy ha sucedido realmente.

Sin embargo hoy no he tenido clase con alumnos, no he tenido que usar la historia como recurso y tan sólo tengo este diario para expresar el desconcierto y el asombro, mientras pienso a quién podría contarle lo que ha pasado sin transmitirle miedo o sospechas varias. He reaccionado con frialdad, no he sentido, no siento ningún temor y tan sólo he tratado de encontrarle una explicación a lo largo de la mañana. La explicación, bueno parte de ella, ha llegado hace unos minutos cuando una persona muy cercana en afectos y lejana en la distancia me ha llamado por teléfono y me ha contado una historia parecida que le había sucedido esta noche En sueños aparezco y tan sólo le llegan tres o cuatro palabras: las que he leído en un húmedo y tibio espejo de mi cuarto de baño.