Oct 23, 2005

Cuentos en la espera

Hoy he ido a una oficina de la seguridad social para hacer una gestión, he cogido número y en la sala de espera he buscado asiento.Unas butacas unidas entre sí formando una fila. En un hueco me siento.

Estoy ahora mismo escribiendo porque he podido observar que aquí, igual que en un semáforo de Barcelona, también se oyen historias y quiero escribir algo para acordarme más tarde.He comenzado a prestar atención a un señor que de pie hablaba algo fuerte con dos señoras que estaban sentadas, cuando he sido consciente de que la mano me temblaba y la letra era aún más irregular de lo normal; me costaba escribir estas líneas al dorso de un papelito de esos que devuelven los cajeros automáticos. ¿El temblor?Venía de mi vecino de la izquierda, un chico corpulento, fuerte olor a tabaco y tic nervioso en alguna de sus piernas, de tal forma que toda la fila temblequeaba.

Al principio me molestaba y no podía escribir; luego he optado por semi cerrar los ojos, relajarme y he notado cierta sensación agradable en ese baile de San Vito de desconocido usuario de la seguridad social.Cada vez me iba encontrando mejor, iba cerrando los ojos progresivamente, iba sonriendo de menos a más, y casi me duermo durante unos instantes.

Me ha despertado el "mokk" del nuevo número en el panel y he mirado a mi alrededor, algo desorientado.Tal vez buscaba a la Mire que temblequear en el cine es su especialidad. La Mire.

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